EXCUSAS PARA UN VIAJE

Un viaje que ocurre como un pretexto para ese momento en que la intimidad de la escena desacelera el tiempo, las luces rozan nuestrxs cuerpxs cansadxs, la música rememora nuestras historias y el encuentro de nuestras miradas despoja el peso del viaje elegido. Nos relacionamos profundamente sin apariencias ni cargas, buscando y deseando encontrarnos ante un otrx, en la escucha y la mirada, bailarnos, generando posibilidades de acercamientos distantes e íntimos, desde el colapso, la contención y el impulso, para crear espacios de permanencia temporal. El accionar de la movilidad nos transforma desde la superficie con sus conexiones casi impermeables al roce corporal, a una invitación a bailar, donde encontramos nuestro mundo relacional y las excusas para continuar el viaje elegido.